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Publicación de libros digitales y uso de metadatos
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Laura Fernández
- 3 abril, 2020
- Lista, Tecnofilia
En mi labor como editora he tenido la oportunidad de aprender de importantes personajes de la industria del libro, uno de ellos el Dr. Nicolás Kanellos, director y fundador de la editorial Arte Público Press, quien compartió para un grupo de editores regiomontanos cómo empezó su proyecto desde que él y sus colaboradores repartían revistas y folletos en las marchas públicas, hasta que su editorial llegó a ser el monstruo que actualmente es.
Arte público press es una empresa que se dedica a difundir literatura que rescata la tradición latinoamericana y se encarga de acercarla al público latinoestadounidense. En su charla, El Dr. Kanellos explicó que además de tener libros impresos también distribuyen por Amazon, y me sorprendió saber cómo es que aunque utilizan esta plataforma, realmente no les reditúa tanto como les gustaría. Las políticas para ebook los obliga a que el precio final del libro prácticamente lo determine Amazon. Aunado a esto, las plataformas virtuales aún no definen del todo los estándares de metadatos requeridos, haciendo que sea un esfuerzo mayor crear libros electrónicos.
A 46 años de la aparición del proyecto Gutenberg de Michael Hart (la biblioteca digital más antigua) me pregunto, ¿realmente llegaremos a un punto en el que los libros electrónicos sustituyan a los libros impresos? Empecemos por contestar qué son esos famosos metadatos. Al investigar, encuentro que los ebook son prácticamente invisibles en Internet, no hay manera de que las personas se enteren de las novedades editoriales, ni que puedan buscar dentro de una gran estantería y que se topen con el libro de sus sueños. Aquí es donde toman relevancia los metadatos, pues básicamente son “información descriptiva de la obra que sirve tanto para catalogar el libro y facilitar su distribución, como para ofrecer información relevante al futuro lector” (Contenidosenred, 2013). Algunos tipos de metadatos son el Dublin Core, METS, MARC, ONIX, y juegan un papel muy importante ya que es la identidad del libro que contiene información, como ISBN: título, autor, precio, idioma, derechos de autor e incluso reseñas y entrevistas que aportan una mayor referencia del libro. Por lo tanto, si alguien quiere hacer un ebook, la cosa no es tan simple como subir un archivo PDF al Internet.
Imaginemos que detrás de todo libro de cuentos o poemas también hay un sinfín de código computacional, y aunque este aspecto pueda resolverse con una buena asesoría técnica, el traslado de los libros impresos a su formato digital depende de los intereses de las grandes empresas en la industria del libro, algo así como la negación de sustituir el petróleo por las energías sustentables, por cuidar el bolsillo de algunos cuantos. Sin embargo, aunque las necesidades del actual mundo globalizado nos fueran conduciendo indudablemente a la digitalización de los libros, no podemos negar que el amor que las personas profesan por el libro impreso se debe a que estimula otros sentidos, como el olfato, el tacto y la vista, además de brindar la sensación de poseer un objeto tangible que te pertenece, que ocupa un lugar físico en tu librero y en tu vida.
Esto me remite a otro punto en la charla del Dr. Kanellos, pues mencionó que la forma en que preservan los libros es mediante una película fotográfica, debido a que es la forma más segura de conservar información. Así es, en nuestros días, la forma más segura que ellos han encontrado para preservar el legado literario no es un enorme servidor, ni una biblioteca de papel propensa a las polillas, a la humedad o al tiempo, sino una película. Mi mente divaga y se transporta a la novela de la máquina del tiempo del escritor H.G. Wells; en esta historia después de llegar al apogeo tecnológico, los humanos del futuro se convirtieron en una civilización primitiva que no sabía leer y que encontraban fascinantes los restos de las bibliotecas y cualquier tipo de inscripción que les dijera algo de su pasado.
Con respecto a esto, la pregunta es… ¿Qué nos depara el futuro? Será imposible saberlo, aunque dicen que la única máquina del tiempo que existe es el libro, pues nos transporta al pasado y también al futuro, recordemos lo que dijo Hipólito Escolar al respecto: “Una cosa es el contenido o mensaje, y otra la forma material en que se presenta, y esta es la que ha variado con el tiempo” (Citado en Patiño, 2016 p. 10). Por lo tanto, es un buen momento para que la industria del libro se pregunte qué puede hacer para seguir publicando cientos de miles de libros al año, haciendo uso de políticas que sean amigables con el ambiente. Un buen ejemplo para ellos es lo que hacen las editoriales cartoneras, que reciclan papel y cajas de cartón para crear libros únicos y artesanales. Este tipo de publicaciones son proyectos con visión social que han nacido a lo largo del Latinoamerica; la primera de ellas fue Eloisa Cartonera en Argentina (2003), a partir de ahí surgieron otras como Sarita Cartonera en Perú (2004), Animita Cartonera en Chile (2005), Yiyi Yambo en Paraguay (2007). En el norte de México tenemos a la Regia Cartonera en Monterrey (2009), proyecto que lleva más de 8 años trabajando por promover la lectura en el estado.
En relación a esta lectura, y si eres educador o escritor, y estás decidido a publicar tu libro pero aún no decides cuál es el formato ideal para tu publicación, te invito a que explores las siguientes herramientas gratuitas que puedes usar para crear tu libro digital sin necesidad de ser un experto en el uso de Metadatos.
Referencias
Contenidosenred (2013). Metadatos & libros digitales. Recuperado de http://www.contenidosenred.com/metadatos-libros-digitales/
Patiño, J. (2016). El texto impreso, inmortal. Recuperado de http://studylib.es/doc/5266703/el-texto-impreso–inmortal